La búsqueda del placer (I)
¡Hola, hedonista!
Si estás aquí es porque quieres iniciar tu propia búsqueda del placer, así que hoy estamos (tú y yo) en la primera etapa de tu camino.
Seguro que tú también lo has experimentado: esa sensación maravillosa que nos libera del estrés, que nos reconcilia con el mundo y que nos da vida.
Cuando iniciamos una búsqueda consciente del placer, nos damos cuenta de que podemos encontrarlo en diferentes tamaños y formatos: una cerveza al sol en buena compañía, un olor que nos enciende, una mirada traviesa, cómplice, retadora, una caricia que nos incita a ir a más… Son muchos los momentos y las situaciones en los que podemos experimentarlo. Pero, ¿sabrías provocarlo?
El placer a través de los sentidos.
Vamos a empezar con algo muy básico: usar nuestros sentidos para encontrar el placer. Es lógico, ¿verdad? Al fin y al cabo, nuestros sentidos son los que utilizamos para relacionarnos con el mundo.
La vista es un sentido muy potente. Todo nos entra a través de ella: el aspecto de una comida hace que la veamos como más o menos apetecible, la decoración de una habitación nos invita a relajarnos, a sentirnos a gusto, una persona puede despertar nuestro deseo según su aspecto, o una imagen puede hacer volar nuestra imaginación y brindarnos una gran fantasía. Así que rodearnos de determinados objetos, imágenes y/o personas nos va a ayudar a hacer de nuestro día a día algo mucho más placentero.
El olfato es, para mí, uno de los sentidos más formidables. A parte de que los recuerdos asociados a determinados olores perduran mucho más y de forma más clara en la memoria, las feromonas que desprendemos activan de forma bestial el deseo sexual. Por eso algunas personas nos hechizan con su olor. Y de forma más simple, una fragancia concreta o unas velas aromáticas pueden marcar la diferencia a la hora de vivir un momento lleno de placer.
Respecto al oído, es tan importante lo que se dice como el cómo se dice. Una frase susurrada en un momento dado, un timbre de voz profundo, la cadencia con la que hablamos y nos hablan, son cosas que hacen que se erice nuestra piel y forman parte del juego de la seducción.
La música también juega un papel importante cuando queremos crear un ambiente placentero, sensual o relajante. Además es uno de los grandes moduladores del estado emocional.
En lo que se refiere al gusto, todos tenemos nuestros sabores favoritos, que nos llenan la boca de placer.
El tacto es, sin ninguna duda, el sentido estrella cuando hablamos del placer. La cantidad de terminaciones nerviosas que tiene nuestra piel en determinadas zonas la convierte en el órgano por excelencia del disfrute. No hay que olvidar que, aunque existen zonas de nuestro cuerpo que son especialmente sensibles, el mapa sensitivo de cada persona es diferente.
¿Conoces bien el tuyo?, ¿sabes cómo y qué tocar en tu cuerpo para alcanzar el placer? Ha llegado la hora de explorarte y descubrirlo.
Y recuerda, hedonista, que el placer está al alcance de tu mano.